AURELIO MACCHI / ESCULTOR / MAESTRO ( 1916 - 2010 ) .


Se formó en Argentina con Oliva Navarro, practicó escultura con Emilio Sarniguet, cursando asimismo estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, egresando en 1937 con el título de Profesor Nacional de Dibujo y Escultura. Más tarde, completaría su formación con Ossip Zadkine en París, gracias a la beca Patronée del Gobierno de Francia.

Fue amigo y compañero de ruta de Escultores como Lucio Fontana, Marino Di Teana, Líbero Badíi; Oteiza y Pujía entre otros destacados Maestros de nuestro medio.

Ejerció durante muchos años la docencia en la Escuela Nacional de Bellas Artes “ Manuel Belgrano”; en la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”; en su Estudio Privado y en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) .

Obtuvo todos los galardones que el país otorga a los Grandes Maestros, desde el premio Manuel Belgrano al Palanza , pasando por varios premios municipales.

Fue declarado ciudadano ilustre por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y por La Ciudad de La Plata en el 2002.

Falleció en Buenos Aires en 2010.

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HOMENAJE a AURELIO MACCHI


MUSEO QUINQUELA MARTÍN
LA BOCA / BUENOS AIRES / ARGENTINA.

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ORGANIZA / SELECCIONA : ELSA ESPELETA

CURADOR : VÍCTOR FERNÁNDEZ

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COLABORAN CON LA DOCUMENTACIÓN :

JANINNE WOLFSOHN (ESCULTORA )

GUILLERMO CUELLO ( ARTISTA VISUAL / PINTOR)

JUAN CARLOS OCHOA ( ARQUITECTO / ESCULTOR)

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INAUGURACIÓN :

SÁBADO 23 DE JULIO de 2011

(a partir de las 13.00 hs.)


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DATOS DEL MUSEO e INFO / CONTACTO :

Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín
Av. Don Pedro de Mendoza 1833
C. A. B. A.
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina
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(+ 54 - 11) 4301 - 1080

museoquinquelamartin@buenosaires.gov.ar
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AURELIO MACCHI Trabajando en su estudio.

AURELIO MACCHI Trabajando en su estudio.
Derechos : Biddington' s

AURELIO MACCHI por VÍCTOR FERNÁNDEZ

Un Maestro y su legado

Era el anochecer del 4 de diciembre de 2009, y en el Museo "Quinquela Martín", se estaba por inaugurar la exposición de Aurelio Macchi. Cuando llegó a su muestra, en la entrada de la sala lo estaba aguardando el espontáneo homenaje de un multitudinario, extenso y conmovedor aplauso. Allí estaban, rindiendo tributo a Macchi, muchos de los artistas mas prestigiosos de nuestro medio, expresándole un hondo afecto, y renovando el reconocimiento del "título nobiliario" mas alto que un artista puede alcanzar: el de Maestro.
Varios pueden ser los azares y caminos en la vida de un artista; pero ser "ungido" unánimemente como Maestro, es un destino alcanzado por muy pocos. Destino que pareciera estar reservado solamente para aquellos que eligen el camino más arduo, pagando el precio de no hacer concesiones a los vientos de las modas, o a los brillos de ocasión. Camino que sabe de dificultades y renuncias; de silencios elocuentes, y de palabras estrictamente consecuentes con acciones. Destino de caminante que inaugura y alumbra senderos hasta entonces ignotos; sabiduría de quien todo lo da, sin esperar a cambio nada más que verdad y belleza.

Y así, tan simple como difícil, andando esos caminos y dando testimonio a cada paso, sin buscarlo y sin esperarlo siquiera, el artista cabal se constituye en Maestro. Ejemplo y guía para las generaciones que vienen, sugiere caminos y enseña hasta cuando no se lo propone. Enseña con sus palabras, con sus silencios, con su obra, y sigue enseñando más allá de su propia existencia física. Puede no estar rodeado por los flashes de la fama, pero lo distingue el aura de lo trascendente. Acaso no disfruta de fortuna económica, pero derrama por doquier aquella otra "fortuna que no se gasta, que es del alma, y es eterna"[1].
Aurelio Macchi pertenece a esa estirpe de Maestros, cuya obra forma parte de nuestra identidad y nuestra memoria colectiva.
"Nunca me gustaron los charlatanes", diría en un reportaje en 2010[2]… Y sus obras nos hablan con la misma elocuencia de una verdad dicha sin rodeos. Esculturas precisas, donde nada excede y nada falta, situadas en el punto exacto en que convergen solidez y levedad, en el espacio liminar entre tradición e innovación, y donde lo inmanente se hace visible.
Obras que nos ayudan a intuir leyes, estructuras y tensiones del espacio, simientes de toda forma, y que llenan de potencia y sentido a lo aparentemente vacío.
Sabias huellas que sobre la madera, la piedra o el metal, nos dejan ver las marcas del proceso gracias al cual el impulso creativo va conquistando la forma y el espacio.
Acaso también, metáforas de otras huellas trascendentes: las enseñanzas en vida y obra del Maestro Aurelio Macchi, cuyo legado ahora se nos presenta en esta exposición, que cerca de sesenta de sus discípulos y amigos hoy le ofrendan en nombre de la gratitud de todos.

Víctor G. Fernández
MUSEO QUINQUELA MARTÍN

LA BOCA / BUENOS AIRES / ARGENTINA

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[1] Atahualpa Yupanqui, en " A don Julio Argentino Jerez"

[2] Reportaje de Mercedes Pérez Bergliaffa a Aurelio Macchi, publicado en Revista Ñ, 15 de febrero de 2010

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AURELIO MACCHI por JORGE ABOT

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Aurelio MACCHI por Jorge ABOT


La poesía blindada de Aurelio Macchi

Por Jorge Abot. Buenos Aires.




Aurelio Macchi pertenece a esa generación de escultores que se formaron como obreros dentro de los talleres de escultores italianos y catalanes que llegaron a nuestro país para realizar monumentos en los primeros años del siglo XX. Todos los secretos del oficio inmigrante pasaron a las manos de Aurelio; luego la escuela de Arte y Oficios, la Escuela de Bellas Artes y por fin Ossip Zadkine en París.Tradición y ruptura se fueron acumulando en la mochila de Aurelio, para vivir en un país difícil, fragmentado, siempre entre oposiciones tan apasionadas como falsas.Cómo ser libre entre opuestos, cómo crear un lenguaje propio sin caer en la fascinación por “lo nuevo”, por la moda, por las vanguardias que se sucedían una tras otra; cómo ser de aquí y ser universal.La elección de la soledad para construir una manera de decir que lo exprese y lo identifique; que nos exprese y nos identifique.Corredor de fondo, maestro de generaciones, escultor de culto para sus colegas, lasobras de Aurelio respiran poesía y estructura, ternura y solidez. La construcción de su poética está tramada por tensores que sostienen cada volumen.Se instalan en el espacio abarcándolo, extendiendo al mismo el aliento de su concepción de lo bello, sin concesiones, sin vacilaciones. Tradición y ruptura, sentido de lo sagrado, unidad absoluta entre materia y gesto. La huella de su mano destilando ternura en el barro, la madera o el metal, para registrar, ya sea el instante en que un cuerpo de mujer vuelve del mar; o a ese caballo, del que no sabemos de qué calesita saltó para quedar en su retina; o qué Centurión lo montó a las puertas de la Catalunya de su madre; o registrar el grito por el dolor de todos. El instante que sugiere, que conmueve para quedarse para siempre entre los tensores de esa mezcla única de poesía y de estructura, de emoción y rigurosidad.De adentro hacia afuera, la madera manda, habla, empuja, dirige esas herramientas torpes en manos tan sabias para arrancar, golpear, desgarrar, desgajar, dejar la huella que marcará el ritmo, que tensará el gesto. Tradición y ruptura, realismo sin anécdotas, exaltación de la vida, arte con mayúsculas.Si el arte va entregando signos de una identidad para construir una cultura –nuestra cultura-, Aurelio Macchi ha entregado y sigue haciéndolo, su poética blindada.Si identidad es excelencia y orgullo de pertenencia, cuando se reconoce lo mejor de una cultura, la obra de Aurelio surge nítida, clara, rotunda, para emitir el sonido que le permitirá vencer al tiempo.

MUSEO QUINQUELA MARTÍN

MUSEO QUINQUELA MARTÍN
HOMENAJE A AURELIO MACCHI 2011. VISTA DE LAS SALAS DE EXPOSICIÓN.

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Flyer de Felipe Lorea 2011