Hablar de Aurelio Macchi es un honor, por lo tanto lo abordaré exclusivamente desde su obra docente, ya que su obra artística es tan conocida y motivo de análisis por los distintos investigadores y critica del arte argentino del siglo XX. Por esta causa estas palabras están referidas a quienes fuimos receptores de sus enseñanzas en ese emblemático edificio de la Belgrano en la calle Cerrito en la década del 60 y los posicionamientos frente al rol del artista, su obra y su manera de manifestar su repudio al cercenamiento de las libertades más preciadas y amordazamiento de las libertades de cátedras que permitían el ser libres.
Eran años difíciles por lo que se veía venir, por el grado de efervescencia que se respiraba en esas aulas, las vívidas discusiones .
El Maestro nos mantenía en vilo con sus comentarios, evaluaciones y criticas donde el acento lo ponía en el compromiso y en la búsqueda constante de la obra que se expresaba en los más altos postulados "en que todo está por hacerse". Hoy a la luz de nuestros años entendemos cuando lo repetimos a nuestros alumnos que todo está por hacerse, lo que niega cualquier argumento peyorativo del artista que se expresa en un Lenguaje Artístico y niega el valor del arte como expresión del hombre y su tiempo.
El Maestro nos mantenía en vilo con sus comentarios, evaluaciones y criticas donde el acento lo ponía en el compromiso y en la búsqueda constante de la obra que se expresaba en los más altos postulados "en que todo está por hacerse". Hoy a la luz de nuestros años entendemos cuando lo repetimos a nuestros alumnos que todo está por hacerse, lo que niega cualquier argumento peyorativo del artista que se expresa en un Lenguaje Artístico y niega el valor del arte como expresión del hombre y su tiempo.
También recibimos ese legado que nos produjo el sentir que el aporte recibido de los grandes del arte universal debía ser entendido desde nuestra esfera, cuando nos expresaba "Yo lo veo así, usted lo tiene que ver de otra manera" aludiendo que ese signo vital debíamos reinterpretarlo a la luz de nuestras facultades expresivas.
También, entender que el conocimiento significa aprehender lo desconocido y que lo que conocemos no es el fin por el cual estamos en el taller cuando manifestaba "Vos no estás acá para demostrar lo que sabes, sino para incorporar lo que no sabes" .
También, su sentido ético y estético cuando nos exhortaba la necesidad de llegar al límite del esfuerzo que nunca terminaba en complacencia, sino en la búsqueda incesante de alcanzar la perfección y no caer en las debilidades del mercado cuando decía "Pinta, esculpe cien veces el mismo modelo y luego recién anda a ver al galerista", lo que acentúa la actualidad de estos principios frente a la banalidad y pasatismo utilitario de hoy.
También, su hidalguía y sensibilidad cuando en la calidez de su taller, ofrecía esas charlas atento a las situaciones que vivíamos, no exentas de ironías cuando en una de esas tertulias y respecto a mis cabildeos me expresó "El problema no está en tus obras, sino en tu cabeza".
También en aras de estas verdades transmitidas este grupo se opuso tenazmente a cuestionamientos que se hacían en nuestras escuelas de arte a maestros que no se doblegaban en los altos postulados de la creación estética, con cuestiones temporales que expresaban un análisis dogmático de la realidad.
Por lo tanto AURELIO MACCHI está presente en nuestras vidas y en nuestras obras, marcando en cada uno de quienes tuvimos el honor de ser sus discípulos, ese valor agregado de saber de lo que hablamos cuando hablamos de arte.
Domingo FLORIO / Pintor
Profesor Titular de Pintura del IUNA
Talleres Proyectuales y Rector de la
Escuela de Bellas Artes de Quilmes.
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